Las ventas del Reino Unido cayeron inesperadamente por segundo mes consecutivo en septiembre, afectadas por la debilidad del sector textil y de los combustibles, lo que puso de relieve la desaceleración del gasto y arrastró a la baja a la divisa británica.
Por otra parte, la libra esterlina caía frente al euro y el dólar tras el indicador, que mostró la caída más persistente en el consumo minorista desde principios de año, reforzando la idea de que la recuperación de la economía británica ha tocado techo y son posibles nuevos estímulos monetarios.