La libra esterlina, divisa del Imperio británico por siempre, es la cuarta divisa más intercambiada del mundo, después del dólar estadounidense, el euro y el yen japonés. Sin embargo, los analistas vaticinan su desaparición en el mediano plazo.
Los especialistas forex han dicho que la libra está condenada a desaparecer, ya que cada día pierde fuerza y los grandes especuladores mundiales han decidido estar siempre cortos en esa divisa. Las razones son bien conocidas por todos.
La gigantesca deuda estructural –que se ha visto incrementada en miles de millones durante la última crisis financiera–, junto con el gran déficit comercial que soporta Reino Unido –que en enero alcanzó la cantidad de 8.000 millones de libras– ha forzado al Gobierno británico a realizar el ajuste por medio de la devaluación de la libra.
La política de devaluación es una salida rápida y transitoria para hacer frente a los «déficits gemelos» (déficit fiscal más déficit comercial), pero también es una salida de cortísimo plazo. La respuesta que se espera para salir definitivamente de la gran crisis en que se encuentra sumergido el Reino Unido no es otra que incrementar la productividad y el ahorro. Cosa muy difícil para el país anglosajon.
La moneda inglesa acumula en lo que va del año una caída cercana al 8% frente al dólar y refleja las serias dificultades que enfrenta la economía del Reino Unido. Los especialistas financieros británicos tienen una idea muy clara: si las medidas actuales –entre las que encontramos la devaluación– fallan, a Londres no le quedaría otra que unirse a la zona euro y firmar el certificado de defunción de la vieja e imperial Libra Esterlina.
Obviamente, para la flema británica no es nada agradable ello, ya que es un ícono cultural, como el tráfico por la izquierda o los buses de dos pisos. Pero vamos, todo tiene un final, ¿no es asi?